lunes, 7 de octubre de 2013

Si los tontos son más felices... ¿Para qué venir a clase?


Filosofía” significa en griego “amigo o amante de la sabiduría”. El “filósofo” es el que “ama el saber”, el que “busca la sabiduría”. Ahora bien, ¿nos conviene este amor?, ¿es bueno esto de querer saber?... Algunas filosofías y doctrinas religiosas piensan que el hombre en “estado natural” (como un animal o un niño) es ignorante, bueno y feliz, y que es la educación lo que le corrompe, volviéndolo malo e infeliz. ¿Será esto cierto? ¿Es mejor no saber demasiado? ¿Son más felices los animales, o los niños, o los tontos, que nosotros? ¿No será mejor no venir a clase (o venir, a lo sumo, para aprender algún oficio con que ganarnos la vida y ya está)? Tal vez, las asignaturas más teóricas que dais en el instituto habría que suprimirlas (sobre todo la filosofía, que es la más teórica de todas). Al fin y al cabo, ¿para qué sirven realmente? Para nada. Si queremos ser felices lo mejor es no pensar ni saber demasiado (ser, algo así, como Homer Simpson: cuanto más tonto e inocente, mejor)... ¿O no? Por si las dudas, afilad el lápiz que traeis a clase. Si durante estos días nos convencemos de que es mejor aprender y ser sabio, lo utilizaremos para tomar notas. Pero si de lo que nos convencemos es de que, en efecto, la ignorancia es la llave de la felicidad, utilizaremos ese lápiz para otra cosa bien distinta... ¡Para esto! (Mirad el video)
 
Ahora contesta: ¿qué debemos hacer para ser felices: buscar el conocimiento, como Lisa Simpson, o ser cuanto más ignorantes mejor, como Homer? Y si contestas que es mejor ser como Homer, responde lo siguiente: ¿para qué habría de servir, entonces, venir a clase y educarse?...

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