viernes, 28 de septiembre de 2012

Lo que le dijo a Eva la malvada serpiente...

He aquí una nueva versión (descubierta bajo los cimientos de una casa arrasada por el ejército israelí) del famoso mito del génesis. Para sorpresa de los teólogos es una versión dramatizada. Esta traducido del paradisiés, un lenguaje de gruñidos y silbidos que según se cree se hablaba en el paraíso original...

Eva.- (Se refriega los ojos soñolienta) Bueeeno, pues un día más siendo feliz junto al oso panda y estos leones hambrientos tan graciosos. Adán seguramente habrá ido a retozar por la hierba y a que los buitres le rasquen la barriga...
La serpiente (que baja desde la rama de un árbol).- Buenos días Eva. Te veo muy bien.
Eva.- Natural...Esto es el paraíso, chica. Por cierto, no te habían prohibido acercarte por aquí.
La serpiente.- Sí, en este paraíso abundan las prohibiciones por lo que parece...
Eva.- ¿Por qué lo dices?
Serpiente.- ¡Jo, todo el mundo lo comenta! El Viejo os ha prohibido comer del árbol de la sabiduría...
Eva.- Ah, sí. Ya no me acordaba... Es la ventaja de ser como un niño. Se te olvidan en seguida las rabietas. ¿Y qué más se comenta de nosotros?
Serpiente.- Ja, ja. ¿De verdad quieres saberlo?
Eva.- ¿Eh? Bueno, yo... No debería... Pero ¡qué demonios! Me muero de ganas. Cuéntame antes de que vuelva Adán, que es un histérico con eso de la ley y el orden.
Serpiente.- Pues mira hija, la verdad es que no se dicen cosas muy buenas. Que mucho ser los reyes de la creación, pero que luego no tenéis personalidad ninguna. Que para qué tanto estar hechos a su imagen y semejanza si no podéis hacer lo que hace Él y comer del árbol que os de la gana...
Eva.- Pero es que está totalmente prohibido comer del árbol del conocimiento.
Serpiente.- Sí, ya sé. Él os dicta lo que está prohibido, sin una sola explicación, y vosotros agacháis la cabeza y obedecéis. ¡Menudos reyes estáis hechos! Os trata como a niños de teta...
Eva.- Eso de saber debe ser muy malo, por eso Papá nos lo prohibe. El sabe lo que nos conviene.
Serpiente.- ¿Y cómo sabes que saber es malo?
Eva.- Ni idea. Me fío de Él. Tengo fe. ¡Es Dios, tía!
Serpiente.- Claro, y yo el diablo, no te j... ¡Él que va a decir!... (Sibilinamente y en voz baja) ¿Y no te gustaría, Eva querida, saber qué efectos tiene comer del fruto prohibido?
Eva.- Eh... bueno. Aunque no sé si debería...
Serpiente.- Ja, ja, ja (ríe diabólicamente durante un buen rato). Para tener tanta fe quieres saber un montón de cosas hoy, ¿eh?
Eva.- ¡Venga, dilo ya, antes de que me arrepienta!
Serpiente.- (En susurros) El Viejo sabe que si coméis del fruto podréis ser, de verdad, como Él, sabios y poderosos. Y me temo que no le gusta la competencia...
Eva.- ¡Dios mío, no me lo puedo creer!
Serpiente.- ¿Cómo que no? ¡Te crees cosas mucho menos lógicas a lo largo del día gracias a tu famosa fe!
Eva.- (Que se ha quedado muda y pálida unos instantes, mira fijamente a la serpiente y le pregunta casi tartamudeando): ¿De verdad crees que podríamos ser como dioses?
Serpiente.- Ja, ja, ja... Mira, háblalo con Adán y llámame luego. Ya sabes mi móvil: 666...


Intenta ahora responder a estas preguntas...
1. ¿Es común a las religiones culpabilizar el saber? ¿Por qué?
2. ¿Puede un Dios (un padre, un gobernante, un profesor...) permitir que sus criaturas (sus hijos, sus súbditos, sus alumnos...) se le igualen? ¿No nos han hecho a su imagen y semejanza? ¿No quieren acaso lo mejor para nosotros?
3. ¿Por cierto, qué simboliza realmente la serpiente? ¿Un diabólico dragón o demonio? ¿Un príncipe que nos despierta del sueño (de la inconsciencia) de la infancia? ¿Una de esas “malas compañías” (temidas por nuestros padres) que nos “corrompen” al mismo tiempo que nos empujan a crecer?...
4. ¿Por qué crees que cuando nos prohiben algo nos entran tantas ganas de hacerlo?

martes, 25 de septiembre de 2012

La píldora de la felicidad




Imaginaos que soy el distribuidor de un nuevo medicamento (aún por legalizar, por lo que habría que llamarlo más bien droga) realmente alucinante, al que llamaré de momento "felicitina". Esta milagrosa sustancia se introduce en el cerebro de quien la toma, descubre allí lo que realmente le hace feliz y produce a continuación una alucinación en la que sucede todo lo que desea. Esta alucinación es perfecta, indistinguible de la vida real, como uno de esos sueños maravillosos de los que nos cuesta trabajo despertar. La píldora no produce efectos secundarios nocivos y es, de momento, gratuíta. Vuestro cuerpo permanecería sano y cuidado en una cámara de congelación. Y para vuestros padres y amigos crearíamos un clon idéntico a vosotros para que no os echaran de menos. Podéis probar con una primera dosis, cuyos efectos duran 24 horas. La segunda dosis tiene efectos para toda la vida. Y lo mejor: una vez que toméis la segunda dosis: ¡no vais a acordaros jamás de que habéis tomado la píldora y de que vuestra vida de ensueño no es más que una alucinación!... Pues bien (suponed que estáis completamente seguros de que la pastilla funciona y de que es verdad todo lo que os he dicho) ¿LA TOMARÍAIS O NO? (Y por qué)...

Los diez primeros que contestéis que sí recibiréis de regalo un lote de películas ("Un mundo feliz", "Matrix" y "El Show de Truman"), siempre que antes toméis la píldora y me enviéis vuestra nueva dirección virtual.



lunes, 24 de septiembre de 2012

Si los tontos son más felices...¿Para qué venir a clase?


Filosofía” significa en griego “amigo o amante de la sabiduría”. El “filósofo” es el que “ama el saber”, el que “busca la sabiduría”. Ahora bien, ¿nos conviene este amor?, ¿es bueno esto de querer saber?... Algunas filosofías y doctrinas religiosas piensan que el hombre en “estado natural” (como un animal o un niño) es ignorante, bueno y feliz, y que es la educación lo que le corrompe, volviéndolo malo e infeliz. ¿Será esto cierto? ¿Es mejor no saber demasiado? ¿Son más felices los animales, o los niños, o los tontos, que nosotros? ¿No será mejor no venir a clase (o venir, a lo sumo, para aprender algún oficio con que ganarnos la vida y ya está)? Tal vez, las asignaturas más teóricas que dais en el instituto habría que suprimirlas (sobre todo la filosofía, que es la más teórica de todas). Al fin y al cabo, ¿para qué sirven realmente? Para nada. Si queremos ser felices lo mejor es no pensar ni saber demasiado (ser, algo así, como Homer Simpson: cuanto más tonto e inocente, mejor)... ¿O no? Por si las dudas, afilad el lápiz que traeis a clase. Si durante estos días nos convencemos de que es mejor aprender y ser sabio, lo utilizaremos para tomar notas. Pero si de lo que nos convencemos es de que, en efecto, la ignorancia es la llave de la felicidad, utilizaremos ese lápiz para otra cosa bien distinta... ¡Para esto! (Mirad el video)
 

jueves, 20 de septiembre de 2012

Las apariencias...¿engañan?


¿Habéis visto películas como Matrix o El Show de Truman? En ellas (y en muchas otras) se cuenta lo que también contaba el filósofo Platón en su famoso mito de la caverna. Según este mito, los seres humanos creen espontáneamente que el mundo real es lo que ven y oyen de manera habitual (lo que ven con los ojos, lo que oyen que le cuentan del mundo los demás, sus padres, maestros, amigos, la tele...). ¿Pero es el mundo real este que vemos?... Lo cierto es que ese mundo que estamos acostumbrados a considerar real nos parece, a ratos (y en todo o en partes) tan absurdo y contradictorio  (además de malvado, injusto y feo), que a muchos les da por pensar que quizás no sea el verdadero (sino, tal vez una película o algo así, que nos estuvieran poniendo desde que nacemos)... ¿Raro, eh? Pues más raro es este mundo, a poco que uno piense un poco en lo que ve en él...

Tan raro y desconcertante nos parece el mundo que nos rodea que a veces, a los más inconformistas, nos entran unas ganas locas de investigar lo que pueda haber más allá (detrás, en el fondo) de él, buscando algo que lo  explique y le dé sentido, y también que nos permita mejorarlo. A los que sienten con mucha fuerza esta necesidad de investigar lo que haya detrás de todo este “decorado” los llamamos filósofos. Los filósofos son esos tipos que no se fían un pelo de las apariencias y buscan saber la verdad de las cosas (del mundo, de sí mismos, de los cuentos que nos cuentan, etc.), a ver si así, además, encuentran la clave para vivir mejor y ser todos más felices. 

La filosofía, en suma, dicho de forma muy simple, es el deseo de saber que le entra al que está lleno de dudas, al que acaba de despertar y descubre que (en el fondo) no tiene ni idea (ni una idea propia y suya) de casi nada. El filósofo es el que, azotado por estas dudas y por la conciencia de su ignorancia ("solo sé que no sé nada", decía uno de ellos muy famoso), persigue como un loco enamorado a Sofía, la sabiduría, esa chica tan esquiva, para poseerla, desnudarla (de sus trajes y sus máscaras) y ver, así, lo que hay detrás de lo que se ve…


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Bienvenidos a la caverna (temporada 2012-13)




Cuenta un viejo sabio (al que los griegos llamaban Platón) que los hombres somos como prisioneros en una oscura caverna. En ella vivimos atados de tal modo que sólo podemos mirar hacia la pared del fondo, en la que aparecen imágenes con voz y movimiento. Es como si, desde siempre viviéramos en un cine (o ante un televisor) y solo pudiéramos ver una pantalla en la que constantemente se proyectaran imágenes. O, peor aún, es como si desde pequeños pasáramos el tiempo en aulas como esta, encapsulados en pupitres de forma que solo pudiéramos mirar la pizarra en la que el profesor de turno dibujara y escribiera sin parar… Resultado: creemos que el mundo no es otra cosa que lo que aparece en esa pared (o pantalla, o pizarra)…



Así vivimos todos los humanos -dice Platón- antes de empezar a filosofar: creyendo que el mundo es lo que vemos y lo que oímos que nos dicen desde pequeños… 



¿Pero es así de verdad? Llega un día en que uno se despierta de esa somnolencia que da la penumbra (y el aburrimiento) de la caverna (la tele, el aula…) y comienza a hacerse ciertas preguntas, a discutir lo que le dicen, a no creerse ni hacer las cosas sin más, “porque sí”, o “porque lo digo yo”…
 ¿Por qué van a ser las cosas como tú dices? –le decimos entonces al cavernícola jefe— . ¿Por qué es el mundo como es (tan raro y contradictorio a veces)? –nos preguntamos a nosotros mismos— ¿Es realmente así?... ¿No podría ser más justo, la gente más buena, la vida más bella y feliz?... ¿Cómo?... ¿Y yo, qué pinto aquí yo, cómo he venido a parar a esta caverna? ¿Obedezco y hago lo que me dicen, o mejor me atrevo a hacer lo que yo quiera? ¿Pero qué es lo que quiero realmente?...  

Estas y otras mil preguntas invaden al cavernícola que, un día, decide apartar la vista de la pantalla o la pizarra y pensar por su cuenta. Y esto, preguntarnos y pensar por nuestra cuenta, es lo que haremos aquí. La filosofía es…esa manía que nos entra a algunos de querer saber y vivir por nosotros mismos, bajo nuestra responsabilidad, abriendo bien los ojos y pensando y haciendo solo lo que nosotros consideramos verdadero y justo…
 
Eso sí, como pensar por nuestra cuenta no es tarea fácil (a uno le llegan a volver loco las dudas), no es mala cosa que compartamos los pensamientos con otros con la misma inquietud que nosotros. Y eso, dialogar, pensar juntos, es también lo que más haremos aquí.  

¡Así que bienvenidos todos, alumnos, amigos y compañeros de viaje! Comenzamos un nuevo curso, en el que a base de preguntas y respuestas volveremos a poner patas arriba esta caverna. Si os animáis, acercaos a la luz del fuego (que es el único sol que tenemos los pobres cavernícolas) y empecemos a conversar…

Para inspiraros, podéis ir leyendo la programación del curso –la tenéis enlazada en el primer pasadizo, arriba a la izquierda—, o echarle un vistazo a la película “El mundo de Sofía”…



¡Pero, ojo, no vaya a ser también este blog una engañosa…caverna!